sábado, 27 de mayo de 2017

LA CANTANTE CALVA

Sala: Teatro Español Autor: Eugène Ionesco (versión de Natalia Menéndez) Director: Luis Luque Intérpretes: Adriana Ozores, Javier Pereira, Helena Lanza, Fernando Tejero, Carmen Ruiz y Joaquín Climent Duración: 
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no esté en cartel)


Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:

RITUAL DEL ABSURDO

El primer golpe de efecto es el de una escenografía de Monica Boromello que ocupa con autoridad el escenario del Español. Boromello ha estrenado también Trainspotting y Blackbird en poquísimo tiempo, y los tres títulos dan buena idea de una creadora que sabe sacar partido a las exigencias de cada montaje. Tiene uno la sensación de que, cuando el telón transparente con la Union Jack sube lentamente, suenan las campanadas y Adriana Ozores comienza a oficiar el ritual con el celebérrimo “Hoy hemos comido bien”, ya está ganada la mitad de la partida.
    Digo ritual, porque acudir a escuchar este Ionesco tiene mucho de acto reverencial hacia un tipo de teatro y hacia una época. Es como ir a ver el Tenorio en Semana Santa o el Cascanueces en Navidad. 

Natalia Menéndez ha tratado con gran respeto toda esta carga simbólica, pero Luque–un director que confirma una solidísima carrera a cada paso que da- se ha permitido, afortunadamente, acercarlo un tanto a nuestra propia tradición de comedia descacharrada. Los intérpretes no tienen que urdir nada extraordinario para largar estos despropósitos casi como en una de esas denostadas películas que han encontrado refugio en Cine de Barrio y que recogían el saber completo de los diálogos de Jardiel y Mihura. Todos estupendos; Climent, impecable; la Ozores, fantástica, milimétrica, quirúrgicamente precisa, desternillante.

Y lo que no cabía allí:

Luis Luque: Diario de un loco, El señor Ye ama los dragones, Insolación, El pequeño poni. Y eso, lo que pueden encontrar en el blog. Tienen aquí una lista más completa. También me gustó La escuela de la desobediencia, y tuvo mucho éxito en el off más cool Ahora empiezan las vacaciones, pero esa me la perdí. Uno de sus talentos es el de saber rodearse de estupendos colaboradores. Además de Boromello, citada en papel, Felipe Ramos iluminando (como en El señor Ye) y Almudena Rodríguez Huertas para el vestuario.

[Agrego una nota de mayo de 2018. Así de memoria, Luque ha dirigido después un fiasco, Dentro de la tierra, y una cosa apañada contra la que alguna pega estructural tengo pero que, en conjunto, me dejó muy buen recuerdo: Lulú]

* * *
Está Jardiel encerrado dentro. Y Mihura, pero eso es bien sabido (bien sabido aquí; la ignorancia internacional sobre Mihura es oceánica, como les demostrará un vistazo a la voz en francés sobre el Teatro del Absurdo en la wikipedia; en inglés sí que sale). Ionesco se llevó el gato al agua con La cantante calva, quizá porque la estrenó en el lugar por donde había pasado Jarry, y estaba todo preparado para recibirlo. Tienen a Jardiel en "Es como nuestra hija, que sólo bebe leche y come papillas. Será porque sólo tiene dos años" o en "Llaman a la puerta / Debe de ser alguien". Es el mismo humor del teatro de Achille Campanile en Italia, y demuestra -por si hiciera falta demostrarlo- que hace unos miles de años que la cultura europea sólo puede entenderse y explicarse en su conjunto. Miren las fechas: Campanile, 1899-1977; Mihura, 1905-1977; Ionesco, 1909-1994. ¿Creen que les hizo falta leerse unos a otros para escribir lo que escribieron? Qué va. Cada uno venía de su propia tradición, sólo que "la propia tradición" de cada uno era una sola: la europea, soplando, como dice la fábula que cuenta la Ozores en escena "por aquí y por allá".

Hablandode "nuestra propia tradición de comedia descacharrada" se me cruza la Ozores en esta composición de tronada entrañable y... ¿de quién me acuerdo? ¿Quién se acuerda de la Locatiwhisky? Pronuncien Locatigüisqui. ¿Quién se acuerda de La casa de los Martínez? Si pinchan el enlace, lean el último comentario que aparece al final de todo, porque es el mejor informado. Era un formato de vanguardia en la televisión de los sesenta que podría resucitarse ahora perfectamente y parecería un hallazgo: un programa de entrevistas a personajes reales, realizadas por una familia de ficción. Allí salía la Locatigüisqui, nada menos que María Isbert, que fue capaz de dejar huella en la memoria de un niño que tenía ocho años cuando terminó la serie.


Enlace a RTVE
La Ozores. El Gobierno debería disponer, de inmediato y por decreto, que esta mujer estrenara no menos de media docena de cosas por temporada. Creo que lo último fue Atchúusss!!! en 2015, y año sin Ozores es como para considerarse año perdido. Las abuelas podrían decir ¡Un año sin la Ozores os haría falta! como decía la mía ¡Una guerra os haría falta! cuando no me terminaba la comida (agarraba el plato y lo vaciaba ella). Si aún no han visto La cantante calva estén atentos al momento en que ella cuenta la historia del novio que regala a su novia un ramo de flores, porque no dura ni un minuto y es antológico. Merecería la pena pagar entrada sólo para no desviar la atención de cómo esta mujer mantiene la tensión de personaje sin aflojar ni un solo segundo, da exactamente igual que esté en el foco o no.

Tampoco se pierdan a Climent dando un saltito para llegar al lugar desde el que debe contar la maravillosa historia de la serpiente y el zorro. Carmen Ruiz (fantástica en Bajo terapia) es otra indiscutible. Pereira, propinando las necesarias sonrisas encantadoras y absurdas bajo ese casco absurdo. Lanza, que me pasó desapercibida en La ola, mejor en Los desvaríos del veraneose revela como una actriz con carácter. Y Tejero, que es aquí un acierto de casting, confirma que es un buen actor de carácter, que no es lo mismo.
P.J.L. Domínguez
          

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